Enric Colom Mendoza , 2023: Ca l’Arnau – Can Mateu, Figlinae Hispanae, https://figlinaehispanae.icac.cat/yacimiento/ca-larnau-can-mateu/
DOI: https://doi.org/10.51417/figlinae_131
Esta figlina se encuentra ubicada en los terrenos adyacentes a las masías de Ca l’Arnau i Can Mateu, cerca del núcleo urbano de Cabrera de Mar, provincia de Barcelona. Aunque se trata del mismo yacimiento, tradicionalmente se ha hecho referencia a Ca l’Arnau para el área termal y el alfar, y Can Mateu para la zona de hábitat (Martín Menéndez 2004: 4). Las primeras noticias que hacen referencia a la existencia de un yacimiento en las inmediaciones son de M. Pellicer, en 1887, quien describe enterramientos ibéricos (Martín Menéndez 2001: 377). J.C. Serra Ràfols también lo menciona en 1933. Posteriormente, M. Prevosti, gracias al estudio de los archivos de M. Ribas, ya hizo mención a la posible existencia de un yacimiento de cierta entidad (Prevosti 1981b: 203-207).
Los trabajos de excavación se iniciaron en 1997, fruto de un proyecto urbanístico que afectaba un área de 16.000 m2. Las excavaciones de urgencia se sucedieron de forma discontinua hasta agosto de 1998 y fueron dirigidas por A. Martín Menéndez. Durante esta primera campaña se delimitó el área de interés arqueológico, de unos 7.000m2, y se puso al descubierto un horno de planta rectangular en el sector norte, así como un complejo de baños públicos de época republicana, de tipología claramente itálica (Martínez Ferreras 2014: 195). Entre 2001 y 2004 se llevaron a cabo nuevas intervenciones que permitieron aportar nuevos datos al conocimiento de este yacimiento, especialmente un nuevo horno de planta circular (Martín Menéndez 2003: 16), un lacus, una serie de ámbitos construidos y mal conservados, así como un pozo circular de piedra, posiblemente asociado al alfar.
En definitiva, los restos hallados en la finca de Ca l’Arnau ha permitido documentar la existencia de una figlina que abarcaría un área de unos 600 m2, con dos hornos y diferentes áreas de vertedero cerámico.
La presencia de este importante asentamiento en un momento tan temprano del proceso de romanización, y su relativa cercanía con el oppidum ibérico de Burriac, hace pensar en la presencia de influyentes administradores y agentes itálicos en el territorio que llevarían a cabo un proceso de aculturación de la población local a marchas forzadas, favoreciendo a la asimilación del nuevo orden impuesto por Roma hasta la creación del asentamiento urbano de Iluro (García Rosselló et al. 2000).