Enric Colom Mendoza , 2023: Can Feu, Figlinae Hispanae, https://figlinaehispanae.icac.cat/yacimiento/can-feu/
DOI: https://doi.org/10.51417/figlinae_118
El yacimiento romano de Can Feu se encuentra en el cerro homónimo, a 198 m.s.n.m, en el término municipal de Sant Quirze del Vallès, en un punto por el que en la antigüedad pasaba un ramal de la Via Augusta que cruzaba el interior, uniendo Gerunda y Tarraco. Cerca de este yacimiento se encontraba la mansio Arragona (Sabadell). El sustrato geológico de esta zona está formado por arcillas amarillentas y por depósitos de limos y areniscas. A estos materiales se superponen sedimentos cuaternarios, formados por conglomerados gruesos, arenas y arcillas rojas. Las primeras noticias sobre la existencia de este yacimiento las da a conocer J. Vila Cinca, quien entre 1912-1915 recogió diversos materiales de época romana en la zona (Vila 1913: 12). En 1934, durante la realización de trabajos agrícolas, V. Renom da noticia del hallazgo de estructuras constructivas romanas, así como restos de cerámica. Diferentes intervenciones alternadas entre 1954 y 1978 arrojaron diversas hipótesis sobre la cronología del yacimiento (Carbonell y Folch 1993: 7). En enero de 1987, con motivo de las obras de construcción del polígono industrial de Sant Quirze del Vallès, se llevó a cabo una intervención arqueológica de urgencia, dirigida por J. Folch, J. Martínez y T. Casas, que puso al descubierto la pars rustica de una villa romana de finales del siglo I a.C., con una ocupación que perdura hasta finales del II d.C. (Canals et al. 1988).
El área arqueológica está formada por la pars rustica de la villa romana, que ocupa un área de 10.000m2, en la que los restos se dividen en dos sectores, el primero, situado al N, ocupa una superficie de 520 m2 y está formado por un edificio de planta rectangular, subdividido en una serie de habitáculos destinados a la producción agrícola (lacus pavimentado con opus signinum, pozos, sala de prensado, un posible calcatorium, almacenes de dolia defossa, canalizaciones y diversos silos). A una treintena de metros al S de este edificio, se encuentran el alfar, del que destaca principalmente un conjunto de tres hornos en batería.
Se constatan hasta tres fases diferenciadas en la producción cerámica. La primera, abarcaría desde finales del siglo I a.C. hasta aproximadamente el 15 d.C., y estaría caracterizada por la producción de ánforas Pascual 1. En este período se encuentran en funcionamiento las estructuras de transformación vitivinícola (lacus, almacenes de dolia defossa, etcétera), el Horno I y un pozo de agua adyacente a una gran pileta de decantación de arcillas. En la segunda fase, que transcurre hasta el tercer cuarto del siglo I d.C., se construye una segunda pileta de decantación de arcillas y dos nuevos hornos en paralelo al primero. Se detecta momentáneamente la producción simultánea de Pascual 1 y Dressel 2-4, pero rápidamente la primera desaparece. Se construye un gran lacus de 9,10 x 3,20 m y se crea un nuevo almacén de dolia defossa que anula el anterior. Finalmente, en la tercera fase, una de las piletas de decantación se desmantela y amortiza, así como el almacén de dolia defossa. Tan sólo se tiene constancia de la producción de cerámica común (Carbonell y Folch 1998: 289-290).