Tania Mosquera Castro (Tempos Arqueólogos / GEPN-AAT, USC), Roberto Bartolomé Abraira (Engobe Arqueología), Mario César Vila (Tempos Arqueólogos), Esperanza Martín Hernández (Dolabra Arqueología), Francisco Alonso Toucido (Tempos Arqueólogos) , 2022: Melgar de Tera, Figlinae Hispanae, https://figlinaehispanae.icac.cat/yacimiento/melgar-de-tera/
DOI: https://doi.org/10.51417/figlinae_041
El yacimiento de Melgar de Tera o “Alfar de los Ladrillos” se localiza en el municipio de Melgar de Tera (Zamora). La primera excavación en el alfar de Melgar de Tera se realizó en 1976 por R. Martín Valls y G. Delibes de Castro (1976). Posteriormente, en 1987 y 1988 se llevaron a cabo dos nuevas intervenciones, ambas dirigidas por Cristina Lion (Lion 1988, 1989). El hallazgo de testares en 1987 supuso que, en 1988 la campaña de excavación se orientara en un principio a la búsqueda de nuevos testares que proporcionaran en la medida de los posible nuevas formas cerámicas o nuevos elementos decorativos. La realización de varias catas y la excavación en área no permitió obtener gran cantidad de piezas cerámicas (correspondientes con cerámicas de paredes finas y cerámica común), pero permitió ampliar el repertorio de estructuras dedicadas a la cocción de las piezas, pues al hallazgo de un horno en 1988 se le sumó otro, en sus proximidades (Lion 1989).
El alfar de Melgar de Tera se adscribe cronológicamente a la segunda mitad del siglo I d.C. y la comercialización de sus productos indica que se trataría de un centro dedicado a la producción de cerámicas de paredes finas y al abastecimiento de la zona Noroeste de la península (Lion 1988, 1989: Gimeno 1990). Las primeras piezas producidas en Melgar de Tera se corresponderían con intentos de imitación de productos de éxito en el cuadrante meridional de la Península (similares a las piezas de la Bética). A lo largo del tiempo, estas piezas se personalizarían, adquiriendo así un estilo propio caracterizado por la presencia de una amplia variedad de motivos decorativos frente una tipología formal y sencilla (Martín 2008: 410).
Los materiales cerámicos recuperados durante las intervenciones procedían del vertedero de un horno, presentando, por lo tanto, malformaciones producidas durante la cocción (Fig. 1) (Carretero 2000). El estudio de las piezas permitió a Rosa Gimeno el establecimiento de dos tipologías y una variedad de decoraciones. Posteriormente, ante la presencia de otros tipos de características y decorados en las tipologías cerámicas establecidas, Santiago Carretero realizó una sistematización más completa de los tipos. De esta forma, segundo el autor existirían dos formas (correspondientes con las establecidas por Rosa Gimeno), las cuales tendrían variantes y subvariantes. La nueva sistematización también incluyó novedades en cuanto a la decoración de las piezas (Carretero 2000; Gimeno 1990; Mínguez 2005).
La ubicación del alfar se estableció en un área estratégica, localizándose en sus proximidades barreros de buena calidad, así como cursos de agua cercanos esenciales para la obtención de materias primas. Por otra parte, este se situó a escasa distancia del paso de la vía que unía Bracara Agusta con Asturica Augusta, así como del campamento de Rosinos de Vidriales al que abasteció (Carretero 2000; Martín y Delibes 1976). Las condiciones de su ubicación y los resultados de producción permitieron la distribución de sus productos en el Noroeste peninsular, convirtiéndose en un gran centro productor. Tanto la producción como su distribución en el territorio fue objecto de diversos estudios (p. e. Amaré et al. 2000-2001: Bermúdez y Juan 1990; Carretero 2000; Fernández 1999; García et al. 2011; López y Caamaño 2011; Martín 2006, 2008; Montes 2004) y aunque bien es cierto que este alfar fue preponderante, debe de destacarse la pluralidad de centros manufactureros de cerámicas de paredes finas tipo Melgar, los cuales fabricarían sus piezas mediante la imitación de tipos comunes (Martín 2015: 311).