Mercat de Santa Caterina

DOI: https://doi.org/10.51417/figlinae_101

Las primeras noticias de la presencia de un alfar en esta zona provienen de la intervención arqueológica de urgencia realizada en 1984 en la Avinguda Francesc Cambó, durante la construcción de un aparcamiento subterráneo. En los primeros sondeos realizados apareció una gran bolsa de cenizas con abundante material cerámico alto-imperial, principalmente ánforas, que presentaban defectos y evidencias de sobrecocción. Los fragmentos documentados pertenecen a los tipos Pascual 1 y Dressel 2-4.

Hay que destacar que los vertederos hallados, tanto en la zona del solar del Mercat de Santa Caterina y la Avinguda Francesc Cambó, se encuentran a menos de 200 m de una villa romana localizada en la plaza Antoni Maura, por lo que muy probablemente se trataría de un alfar asociado a una explotación agrícola (Granados / Rovira 1987: 126), hipótesis no compatible con la sostenida por J. Casas y V. Martínez, que afirman que la zona de la C/ Princesa sería un área industrial especializada en la producción cerámica (Casas / Martínez Ferreras 2006: 38).

Posteriormente, durante las obras realizadas en el solar que ocupa el Mercat de Santa Caterina (delimitado por la Avinguda Francesc Cambó, c/ Freixures, Colomines, Giralt y la plaza de Santa Caterina), se documentaron una serie de evidencias que apuntan nuevamente a la existencia de una figlina en los alrededores. En primer lugar se hallaron toda una serie de muros de escasa entidad constructiva, y muy arrasados por construcciones posteriores que, posiblemente, delimitarían áreas de trabajo; a parte, un pozo, canalizaciones hechas a partir de imbrices, así como grandes áreas de vertedero de desechos cerámicos, si bien no se ha podido descubrir ningún horno.

Hay que destacar que el yacimiento se encuentra en una posición estratégica, en un punto muy cercano a la costa y en uno de los ramales de la Via Augusta