Fases de actividad
En cuanto a la fase de actividad del centro alfarero, debe de considerarse su vínculo con la factoría de salazones. Así, posiblemente a finales del siglo I d.C. o inicios del siglo II d.C., se constituyeron varias de las factorías para la elaboración de salazones. Inmediatamente, o poco tiempo después, se implantó una industria alfarera especializada en la fabricación de ánforas. El complejo industrial estaría en funcionamiento hasta finales del siglo IV d.C., momento en el que la producción de salazones decayó, por lo que los hornos también se abandonarían (Fernández 2017: 37-38). En cuanto a la información que aportan las ánforas recuperadas, en comparación con otras tipologías, parece que el Tipo San Martiño de Bueu 1 se comenzaría a producir a finales del siglo II d.C. o incluso III d. C., produciéndose una ausencia del mismo en contextos del siglo V d.C.; el Tipo San Martiño de Bueu 2 pudo comenzar a fabricarse a finales del siglo III d.C. o durante los inicios del siglo IV d.C., pudiendo prolongarse su hasta algún momento de inicios de la quinta centuria d.C. (Fernández y Morais 2016: 112-114).
Fases de actividad
En el caso del Horno 1 hallado en el solar nº7 de Montero Ríos, se documentaron diferentes fases de utilización, vinculada a la actividad artesanal de la factoría de salazones entre inicios del siglo II d. C e inicios del siglo V d.C. La actividad alfarera más antigua correspondería con la estructura de planta circular irregular, que contaba con un fogón que ocupaba toda la superficie y adosaba al pilar central que sustentaría la parrilla. Asociado, se recuperaron fragmentos de tégula y ladrillo, así como cerámica común y fundamentalmente ánforas. Tras este período de funcionamiento, tendría lugar el segundo y último momento de cocción de piezas del horno, amortizando el pilar central de la parrilla y construyendo una estructura con planta de U abierta hacia la boca del praefurnium, rompiendo la forma original de la cámara. En este caso se recuperaron fragmentos de tégulas e ímbrices, así como ladrillos y cerámica común que podrían indicar que en esta segunda fase de utilización del horno se dedicaría a la producción de materiales de construcción y cerámica doméstica, posiblemente en el primer cuarto del siglo V d.C., momento de la reocupación habitacional de la factoría de salazones (Díaz 2014: 422-425).
Espacios documentados
Tipo de espacio: Fosas o estructuras de almacenamiento de arcillas o desgrasantes
Se trata de una fosa hallada en la intervención del 2000 en los solares nº 25-27 bajo la dirección de F.J. Padín Nogueira. Se corresponde con una estructura conformada por la acumulación de piedras, asociadas a un foso excavado en la arena. Se desconoce la función de estos, pero la aparición de un pote cerámica de pasta negra rellena de argila verdosa lleva a pensar que se trataría de un lugar de almacenamiento de arcillas, o bien un lugar para la decantación de barro, relacionado con el uso del horno. Las piedras servirían para proteger el foso, posiblemente tapando algún elemento desaparecido (Padín 2001).
Tipo de espacio: Depósitos de almacenamiento de agua
Pozo
El posible pozo se halló en la intervención del 2000 en los solares nº 25-27, bajo la dirección de F. J. Padín Nogueira. Se trata de una estructura conformada por un muro de planta circular de aproximadamente 1 m de diámetro. La estructura fue excavada en la arena, disponiendo las piedras alrededor de las paredes del hoyo, con una sola cara. Los materiales asociados (algún tejuelo de época romana, cerámica y una escoria) permiten su interpretación como una construcción en su día subterránea, correspondiente con un pozo (Padín 2001).
Tipo de espacio: Tornos
Junto a las estructuras documentadas y la producción anfórica recuperada, cabe destacar la presencia de otros elementos vinculados a los trabajos y producción del complejo alfarero, los cuales son representativos de áreas y procesos en el alfar. Así pues, en el solar nº7 de Montero Ríos, durante las intervenciones del 2000 dirigidas por F. García Díaz, se documentaron platos de torno, discos soporte y pulidores. En este caso, resaltan los platos de torno, representativos de la actividad de torneado de piezas y de un área dedicada a dicha actividad. La intervención permitió la recuperación de un perfil completo de plato de torno, así como de un fragmento de plato. Ambos poseerían superficies superiores alisadas, presentando marcas de uso, así como de torno (César 2016: 303-306).
Tipo de espacio: Hornos
Horno 1
El Horno 1 se documentó durante las intervenciones arqueológicas del año 2000 en el nº 7 de Montero Ríos, bajo la dirección de F. Díaz García. Se trata del horno mejor conservado de todo el complejo alfarero identificado. Este presentaba planta ligeramente ovalada (3,6 m eje N-S por 4 m eje E-O). Para su construcción se realizó una excavación en el substrato de forma semicircular donde se aplanó el suelo. Sobre este se levantó la pared de la caldera mediante un muro de planta circular irregular con mampostería de bloques de granito concertados con argamasa. La pared se complementó con cuatro piezas de mayor tamaño colocadas a tizón en diversos puntos del paramento. La pared de 1 m de alto y 15 cm de grosor, delimitaba una cámara de 2,6 m (eje E-O) x 2,5 m (eje N-S). La pared del fogón dejó abierta una boca de 1,2 m de ancho donde se situó el praefurnium (del cual se conservó el pavimento). En el centro del pavimento de la cámara se abrió un orificio de 90×90 cm donde se insertó y levantó un bloque de planta ovalada, correspondiente con el pilar central que sostendría la parrilla. No se conservó la parrilla, ni los restos de bóveda que cerraría el laboratorio (podría ser de carácter móvil) (Díaz 2014:423-429). Alrededor del horno se documentarios varios orificios de planta circular (25 cm de diámetro máximo), hoyos de los postes que sostenían el tejado del cobertizo que protegería el horno y facilitaría la combustión (Díaz 2014; 219).
Horno 2
El horno 2 se halló en las intervenciones arqueológicas del 2000 en los solares nº25-27, bajo la dirección F. J. Padín Nogueira. Se conservó un muro de doble paramento, relleno de tierra, que conservaba dos hiladas. Presentaba una planta curvada, abundante material cerámico asociado, una bolsada de carbón en el interior, un pavimento y laterales con señales de fuego pegados por su interior. Los laterales asociados se interpretaron como elementos que sostendría una parrilla (Padín 2001).
Horno 3
Este horno se documentó durante las excavaciones del 2010 en el solar nº 42-43 de Montero Ríos, bajo la dirección de S. Cadenas Balseiro. En este caso, se identificó una estructura conformada por bloques graníticos y lajas, tratándose de los restos de un nuevo horno de alfarería romano (Cadenas 2012b)
Horno 4
Este se localizó en la Avenida Montero Ríos y apareció durante las obras de construcción de una casa en 1988. Se trata del horno más problemático, pues no se identificaron restos constructivos in situ. A pesar de esto, se localizaron abundantes restos entre los que destacan varios tejuelos revestidos de arcilla refractaria con marcas de exposición al fuego, gran cantidad de cenizas y restos de ánforas con defectos de cocción (Díaz y Vázquez 1988).