Enric Colom Mendoza , 2023: Sant Boi de Llobregat, Figlinae Hispanae, https://figlinaehispanae.icac.cat/yacimiento/sant-boi-de-llobregat/
DOI: https://doi.org/10.51417/figlinae_082
Las primeras noticias de la existencia de la figlina y la villa romana de Sant Boi de Llobregat son de 1826, cuando Carles Martí Vilà redactó un documento en el que las menciona, aunque refiriéndose a los restos como “vestigios de una mezquita” (López Mullor 2013: 61). Permaneció olvidada hasta que aparecieron nuevamente restos arqueológicos en 1953, que fueron investigados por Ramon Mas Campderrós (Barreda 2013: 51). A partir de 1954, Serra Ràfols, conservador del Museu Arqueològic de Barcelona, se hizo cargo de la dirección de las excavaciones (Serra 1956). En 1959, durante el transcurso de las excavaciones de las termas de la villa romana de Sant Boi, se hallaron los restos del horno cerámico nº 2, situado bajo el apodyterium y el frigidarium de la susodicha villa de inicios del siglo III d.C. (Serra 1962: 259). Entre 1960 y 1963 las excavaciones arqueológicas continuaron, aunque de forma poco regular y muy probablemente no controladas directamente por Serra Ràfols. En 1965 se halló un área de vertedero de ánforas, restos de paredes y un ánfora local con la marca IVLI·ANICETI (Pascual 1977:50).
Una segunda fase de intervenciones iniciada en 1990 y realizada por el Servei de Monuments de la Diputació de Barcelona puso al descubierto un nuevo horno, descubierto durante la excavación del subsuelo del tepidarium de la villa. En 1998, después de que el ayuntamiento de Sant Boi de Llobregat comparara la finca vecina de Can Torrens, se puso al descubierto la piscina del frigidarium, así como los restos de un tercer horno, muy arrasado, ya que sólo se halló una de las paredes perimetrales, contemporáneo al localizado en 1959. Creemos que es interesante recalcar que las estructuras pertenecientes al alfar son anteriores a la construcción de la villa.