Fases de actividad
Segundo su superposición a la necrópolis del s. IV d.C. se trataría de un horno tardorromano, establecido posiblemente en un momento en el que la necrópolis se encontraba abandonada. Formaría parte, por lo tanto, de los alfares adscritos al período de los siglos V d.C. – VI d.C., momento en el que se produjo el traslado de los complejos hacia el oeste y el sur de la ciudad (Alcorta 2001: 429; Alcorta, Bartolomé e Folgueira 2014: 434; Carreño y González 1995).
Espacios documentados
Tipo de espacio: Hornos
Horno (Fig. 2, 3)
Horno de planta cuadrangular con unas dimensiones de 4,40 m de longitud, 3,10 m de anchura y boca orientada hacia el SE. Este se conservó hasta la altura de la parrilla, por lo menos en dos de sus arcos, los cuales permanecieron precariamente erguidos. La construcción fue embutida en el terreno preexistente. Las paredes se construyeron con lajas de pizarra y bloques graníticos. La boca, deformada, delimitaba un espacio delantero de planta troncopiramidal que pudo estar cerrado por su lado izquierdo. La cámara de cocción contaría con seis arcadas transversales al eje longitudinal del horno, realizadas con bessales. La primera arcada apenas se conservó, mientras que la segunda había cedido, desplomando sobre el tercero de los arcos que, junto con los dos siguientes se conservaron. Del sexto arco sólo se documentó el ladrillo de apeo del lateral izquierdo. Sobre los arcos erectos se conservaron los restos de una parrilla de unos 20 cm de grosor. Para su confección se apoyaron como base lajas de pizarra; sobre estas un conglomerado de arcilla mezclada con esquirlas de pizarra y rematada con una pequeña capa de barro fino. Sobre el conglomerado se identificaron una serie de perforaciones cuadrangulares de 20 x 7 cm, coincidentes con los espacios entre cada arco y los espacios dejados entre las lajas de pizarra, para facilitar el paso del calor desde la cámara de combustión a la cámara de cocción (de la cual no se conservaron restos) (Alcorta 2001: 430; Carreño y González 1995: 61).
Tipo de espacio: Necrópolis
La necrópolis presentaba tumbas que abarcaban cronológicamente los siglos III-VI d.C. Esta se extendería en el área del Xardín de San Roque, así como las calles limítrofes hacia el Oeste de San Roque y Río Neira. Se trata de un ejemplo que indica la permanencia funcional de un espacio, así como el tránsito del rito de la incineración al de inhumación en el siglo IV d.C. Se trata de un conjunto formado por 45 inhumaciones tardoantiguas y 3 cremaciones altoimperiales (González 1995; Cordeiro y Rodríguez 2008; Blanco, Valle y Sánchez 2021).